El problema del tiempo ha sido estudiado por siglos enfatizando aspectos filosóficos, en la dualidad tiempo objetivo y tiempo subjetivo (Fraser, 1992). J.T. Fraser intentó unificar criterios entre las aproximaciones diversas al estudio del tiempo, y fundó en 1966 la International Society for the Study Of Time. Su objetivo principal era reunir los esfuerzos en los que se trabaja respecto al tiempo, desde todas las disciplinas posibles. Los aspectos psicológicos del tiempo, denominados percepción del tiempo, fueron por primera vez sistematizados en la obra de William James, dando origen a diversos estudios y corrientes de investigación científica. Una caracterización útil del estudio del tiempo fue la realizada por Sánchez (1999) en la cual denomina al estudio de la percepción del tiempo como aquélla que incluye los estudios de estimación del tiempo, psicogénesis del tiempo y la perspectiva temporal.
La perspectiva del tiempo puede ser definida como la actitud de la persona hacia el pasado, presente y futuro, que puede tener una incidencia negativa o positiva en la toma de decisiones (Zimbardo y Boyd, 2009). Esta actitud tiende a ser estable en la persona, por lo que algunos autores, como Wittmann (2009) la consideran incluso una variable de la personalidad. Según la teoría de Zimbardo, las zonas temporales estarían divididas en seis dimensiones:
- Pasado Positivo, referido a una actitud positiva a las experiencias del pasado en áreas como vida personal, familiar y social, como también valorización de los eventos en el desarrollo e identidad de la persona.
- Pasado Negativo, una actitud negativa hacia las experiencias vividas en el pasado, muchas veces relacionada a experiencias traumáticas.
- Presente Hedonista, referida a una actitud orientada hacia el goce de las experiencias presentes, centradas en el impulso y la acción. Si su presencia es moderada y adecuada, las personas perciben motivación y experiencias socioemocionales positivas que facilitan el desarrollo.
- Presente Fatalista, implica una actitud desesperanzada respecto de la vida actual, en la que todo ya estaría condicionado por elementos externos.
- Futuro, referido a la búsqueda del logro de metas y objetivos, para lo cual hay que cumplir acciones en el presente que lo permitan.
- Futuro Trascendental, tiene que ver con la visión que tenga la persona con lo que ocurre después del término de su vida física, muy relacionado con la espiritualidad de la persona.
Una orientación muy marcada en cada una de las dimensiones tiene consecuencias negativas, por ejemplo, el exceso de orientación hacia el futuro puede hacer que la persona abandone su vida social para centrarse sólo en lograr metas y logros. O bien, un exceso de presente hedonista puede llevar a caer en un descontrol de impulsos o en adicciones (Zimbardo y Boyd, 1999). Para medir las dimensiones temporales, se formuló el inventario de orientación temporal ZTPI, el cual mide cinco de las seis dimensiones temporales, excluyendo la dimensión futuro trascendental. Este instrumento ha implicado que la teoría de la perspectiva temporal pueda ser aplicada a diversas investigaciones psicológicas en prácticamente todos los campos (Stolarski et al., 2011). Estos avances permitieron formular que se podría estructurar un perfil ideal o equilibrado que fuera flexible y respondiera a variables situacionales (Boniwell y Zimbardo, 2003, 2004). El perfil equilibrado se definiría por una orientación elevada al Pasado Positivo, muy baja al Pasado Negativo y Presente Fatalista, y moderada a elevada orientación al Presente Hedonista y Futuro (Zimbardo y Boyd, 2009). El trabajo de intervención para ampliar y hacer flexible las perspectivas temporales (Zimbardo et al., 2012), requiere incluso de prácticas meditativas que permitan expandir la experiencia del presente, lo cual mirado desde la toma de perspectiva y flexibilidad psicológica que esta práctica entrega, implica una posibilidad innegable de acceder al optimismo y esperanza en el futuro (Hayes, 2014)